La rodilla es
una de las articulaciones que se lesiona con mayor frecuencia, esto en parte es
debido a que es la más expuesta y menos protegida contra las lesiones
mecánicas, lo que la hace especialmente susceptible ante los traumatismos,
siendo además el blanco de enfermedades degenerativas como la artrosis.
La
articulación de la rodilla involucra tres huesos, el fémur, la tibia y la
rotula, además de dos estructuras
flexibles que son los meniscos,
éstos últimos tienen como función eliminar el contacto directo y reducir la
fricción entre los huesos durante el movimiento, en su exterior la articulación
se halla revestida por una serie de ligamentos y músculos que la rodean. La rodilla puede
efectuar dos tipos de movimientos: la
flexión y la extensión, fundamentales para llevar a cabo procesos como la
marcha, la carrera, el salto la bipedestación.
Otro movimiento asociado es el de rotación del fémur sobre la tibia.
La alteración
del normal equilibrio de esta articulación origina molestias que indican algún
tipo de alteración, la más frecuente es el dolor, que puede ubicarse en puntos
específicos o bien sobre toda la articulación de forma difusa. El dolor suele acompañarse por otros síntomas
como los traquidos (ruidos durante el movimiento), inflamación, enrojecimiento
rigidez, inestabilidad, tendencia a las caídas y la sensación de bloqueo de la
articulación durante el movimiento.
Estas molestias constituyen un motivo importante de consulta al médico y
obedecen a causas múltiples que varían con la edad.
En
adolescentes y adultos jóvenes las lesiones traumáticas constituyen el
principal motivo de las molestias en la rodilla. Durante caídas y traumatismos directos pueden
lesionarse las distintas estructuras que la conforman, dando origen a las tendinitis,
lesiones de los tendones que cursan con mucho dolor e inflamación; lesiones de
ligamentos caracterizadas por dolor asociado con cierta inestabilidad en la
articulación y lesiones de los meniscos en las que resulta característico el
bloqueo de la articulación durante el movimiento. Una causa menos frecuente de
molestias en la rodilla es el trastorno en la alineación de la rotula, lo cual
origina puntos de contacto anómalos que desgastan la articulación dando origen
a una enfermedad conocida como Condromalacia Patelar o Condromalacia de la
Rótula.
En adultos y
ancianos, la principal causa de molestias la constituye enfermedades como la
artrosis, entidad producida por el desgaste del cartílago articular, estructura
que reviste la superficie sobre la que los huesos se desplazan entre si
facilitando su movimiento. En esta enfermedad el dolor se produce
principalmente durante el movimiento y se acompaña por cierto grado de rigidez
y traquido, agrava con los esfuerzos y suele aliviar con el reposo. Se debe
principalmente al sobreuso de la articulación en algunas actividades laborales
que requieren mantener posturas sostenidas como el estar agachado, subir y
bajar escaleras, así como en personas con sobrepeso y obesidad. Existen otros tipos de artritis que pueden
afectar esta articulación como es el caso de la artritis reumatoides, la
artritis por gota, infecciones y enfermedades que alteran el sistema
inmunológico como el lupus y la psoriasis.
Consejos práctico para evitar lesiones en las rodillas
En ambos
grupos, tanto jóvenes como ancianos, existe una serie de factores que
predisponen tanto a desarrollar lesiones
de la rodilla como a agravar las ya existentes, estos pueden ser modificados si
se implementan cambios en la forma en que desarrollamos nuestras actividades, con
el fin de prevenir la aparición de lesiones.
Entre estos cambios los de mayor impacto son:
Evitar
el Sobrepeso y obesidad. El incremento del peso corporal sobrecarga las
rodillas llevando a que deban hacer un mayor esfuerzo para mantener el
equilibrio al estar de pie y durante la marcha.
La Obesidad es el principal factor de riesgo para desarrollar artrosis
de la rodilla.
Prepárese
para efectuar actividad física. Entrenar o practicar algún deporte sin
calentar y terminar de correr sin estirar contribuyen a lesionar la rodilla, pudiendo
lesionar los músculos, ligamentos y tendones que no fueron preparados para la
actividad, esto es particularmente frecuente en corredores y deportistas de fin de semana que
son sedentarios en su vida diaria.
Evite
las actividades de alto impacto. Correr o caminar en pendientes, especialmente
durante la bajada, así como en superficies no apropiadas (como el asfalto y el
cemento) y con calzados no adecuados, condicionan que la articulación de la
rodilla absorba el impacto durante los movimientos favoreciendo la lesión de
los meniscos y el cartílago articular.
Identifique
y trate adecuadamente anormalidades estructurales. Factores como debilidad de los músculos del
muslo (en especial del cuádriceps, músculo localizado en su parte anterior),
deformidad de las rodillas (piernas arqueadas o en X) y desigualdad en la
longitud de las piernas hacen que el peso se distribuya asimétricamente en
ambas rodillas o bien en puntos distintos a los diseñados para tal fin,
propiciando la aparición de lesiones.
Cuídese
de ejecutar movimientos bruscos. Algunos
movimientos, es especial la rotación del tronco estando el pie apoyado en el
piso, genera un movimiento de rotación que puede lesionar los ligamentos de la
rodilla.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Te gusto este post?, Comparte con nosotros tus comentarios.
Suscribete si quieres recibir una notificación en tu correo cada vez que haya una nueva publicación.