La percepción del dolor se relaciona con múltiples factores como la edad, el sexo, la raza y el origen étnico, sin embargo más allá de esto es posible predecir la respuesta dolorosa en base a características físicas como el color de los ojos o el cabello de quien lo padece.
Nuestro organismo tiene patrones
propios y particulares a la hora de responder a los estímulos del medio que nos
rodea, estas respuestas se relacionan con factores genéticos y pueden exacerbarse ante condiciones como la
edad, presencia de estrés emocional y las alteraciones del estado de salud que
puedan estar presentes.
En materia de percepción del dolor
la genética es capaz de modular esta sensación, creando patrones que resultan
curiosos e interesantes. Entre las principales relaciones encontradas se debe
mencionar la asociación entre el color del cabello y de los ojos con la intensidad
con que se percibe un determinado tipo de dolor.
Uno de los fenómenos más
constatados es el hecho de que los ojos oscuros se asocian con mayor incidencia
de hiperreactividad psicológica y de dilatación de la pupila producida como
reacción o efecto secundario ante el consumo de determinados medicamentos.
Con la finalidad de constatar
este fenómeno se llevó a cabo un interesante estudio en el Magee Women’s
Hospital, que incluyo a un grupo de 58 mujeres que fueron distribuidas en dos
grupos, uno llamado “grupo oscuro” que incluyo 24 mujeres de ojos negros y
castaños y el otro denominado “grupo claro” que abarcaba 34 mujeres con ojos
verdes y azules.
A ambos grupos se le aplicaron
encuestas que tenían por finalidad medir su respuesta al dolor. Los resultados mostraron que las mujeres de
ojos oscuros presentaron una mayor incidencia de trastornos del sueño, igualmente
experimentaron dolor de mayor intensidad y fueron más propensas a desarrollar
depresión por su dolor.
Además de los ojos otra característica
física que muestra un patrón propio de percepción del dolor la constituye el
color del cabello, como ocurre con las personas de cabello rojo. Este rasgo obedece a la mutación de un gen
conocido como MC1R que se asocia con cambios en la producción del pigmento que
le da su color a la piel, conocido como melanina.
Las personas pelirrojas muestran
cambios interesantes en materia de percepción de dolor con respecto a los no
pelirrojos, quedando comprobado que el cabello rojo se asocia con una mayor
resistencia al efecto de los anestésicos así como con una mayor tendencia a desarrollar estados de ansiedad, esto conlleva
a la necesidad de usar mayores dosis de anestésicos en los pelirrojos durante
los actos quirúrgicos.
La mutación que da origen al cabello rojo se asocia además con una mayor
resistencia al dolor inducido por electricidad y por temperaturas extremas,
tanto frío como calor, así como con la posibilidad de lograr un mayor alivio
del dolor con dosis más bajas de medicamentos.
Esta relación se ha
atribuido a cambios en los receptores de endorfinas a nivel del cerebro,
recordemos que estas sustancias son los analgésicos naturales del cuerpo, y
esto ha sido identificado como la posible causa de la mejor respuesta de los
pelirrojos a los analgésicos.
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