Normalmente pensamos en dolor
como un síntoma o percepción desagradable, pero siempre como una unidad o
entidad, de hecho esta realidad se mantiene hasta que en el momento de la consulta
médica ante un buen interrogatorio la persona adolorida suele describir “su
dolor” en términos de varios tipos distintos de dolor que pueden coexistir de
manera simultánea.
Esto inicialmente no es fácil de
comprender por quien no lo padece, pero los pacientes con dolor crónico una vez
que lo asimilan son capaces de ir llevando un seguimiento de cada uno de sus
dolores y la interrelación entre ellos.
Este fenómeno ocurre especialmente
en personas con enfermedades como la Artrosis, patología en la que ocurre un
desgaste del cartílago articular que lleva a que haya una lesión de las
estructuras que conforman la articulación.
En personas con artrosis existe
un dolor mecánico relacionado con el movimiento y la actividad física, es un
dolor sordo localizado en una determinada región que agrava con los movimientos
y mejora con el reposo, hace crisis cuando la actividad física o los esfuerzos
se incrementan, de noche no suele molestar a la persona por lo que rara vez
interrumpe el sueño, este tipo de dolor se conoce como Dolor Nociceptivo.
Si la enfermedad progresa puede
afectarse trayectos nerviosos regionales, esto es especialmente frecuente en la
artrosis de la columna vertebral, también conocida como espondiloartrosis, allí
el compromiso nervioso origina un componente de dolor que es muy distinto, se
trata de una sensación de ardor, quemazón o punzadas, estas se presentan
igualmente con los movimientos pero también puede desencadenarse por
determinadas posturas aunque estas ocurran en reposo, esto mismo hace que pueda
presentarse de noche afectando la calidad del sueño. Aquí entramos al terreno del Dolor
Neuropático, relacionado con la presencia de una lesión del sistema
nervioso. Esto es lo que ocurre en los pacientes que desarrollan dolor tipo ciática,
caracterizado por una sensación de calambre o corrientazo que se inicia en la
región lumbar o en el glúteo y corre a través de la pierna hasta llegar al pie,
tanto de forma unilateral como bilateral.
Finalmente puede haber otro
componente doloroso y es el hecho de que en algunas zonas ocurre en fenómeno de
que un estímulo que normalmente no es doloroso como el roce comienza a originar
dolor, e incluso una vez que un determinado estimulo produce dolor la molestia
persiste mas allá del cese de tal estimulo, aquí la señal dolorosa se magnifica
y perpetua en el tiempo originando el fenómeno conocido como Sensibilización.
En la sensibilización las
neuronas encargadas de trasmitir dolor se activan de forma anómala ante sensaciones
como el tacto, transmitiendo también señales
de dolor, otro fenómeno relacionado es que las neuronas lesionadas pueden ser capaces de
activarse aun en ausencia de estímulo actuando como focos dolorosos ectópicos lo
que explicaría fenómenos como el dolor espontáneo que ocurre en ausencia de
todo tipo de estimulo, como es el caso del dolor en pacientes con Fibromialgia
y en los que padecen enfermedades como el Sindrome del túnel del carpo.
Cada tipo de dolor tiene
mecanismos muy propios que lo originan y por lo tanto el tratamiento es
distinto en cada caso. Estos fenómenos
explican por qué en un momento dado un paciente tiene un dolor de magnitud
desproporcionada al grado de lesión que presenta, igualmente nos permite
comprender como algunos pacientes pueden tener alivio de trastornos como
una artrosis de la rodilla tomando ibuprofeno
o diclofenac mientras que otros toman estos medicamentos o incluso medicamentos
más potentes sin ningún tipo de alivio.
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